Oh Señor, verdaderamente soy tu siervo. Este es un reconocimiento agradecido de sus grandes obligaciones para con Dios, por el cual estaba obligado a ser su siervo perpetuo. El hijo de tu sierva. El hijo de una madre devota que me dedicó a tu servicio. Has desatado mis ataduras. Me has librado de mis enemigos, de los cuales fui cautivo y vasallo, y por eso tienes justo derecho a mí y a mi servicio.

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