En el día en que lloré, tú me respondiste. Me hiciste comprender que mi oración fue aceptada y que recibiría una grata recompensa a su debido tiempo; y me fortaleciste en mi almaEsta cláusula limita y explica lo primero, y muestra de qué manera Dios le respondió con tanta rapidez, es decir, no dándole precisamente lo que deseaba en ese mismo instante, sino dándole apoyo interior y paciencia, para esperar el tiempo de Dios, y soportar alegremente todos sus problemas mientras tanto, lo cual fue una misericordia singular y, de hecho, mayor que la donación real de cualquier bendición temporal. Observa, lector, si Dios nos da fuerza en el alma para llevar las cargas, resistir las tentaciones y cumplir con los deberes de un estado afligido; si nos fortalece para que confiemos en él por fe, para mantener la paz de nuestras mentes y para esperar con paciencia el resultado, debemos reconocer que nos ha respondido y estamos obligados a estar agradecidos.

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