No murmura con su lengua. No usa su lengua para calumniar o menoscabar la reputación de nadie; No habla mal de ningún hombre, ni hace de las faltas ajenas el tema de su conversación, mucho menos de su diversión o burla, ni habla de ellas con placer, ni para nada más que para edificación. Ni hace mal ningún daño o injuria, voluntaria o deliberadamente, a su prójimo , es decir, a ningún hombre; no hace nada que ofenda o entristezca su espíritu, que perjudique la salud o bienestar de su cuerpo, que lo perjudique en su patrimonio o preocupaciones seculares, en su familia o parientes; pero toma conciencia de hacer lo que le gustaría que hiciera. Ni acepta afrenta a su prójimoEs decir, en sus labios o boca: no lo levanta, ni lo esparce y propaga, ni siquiera lo cree, sin razón suficiente.

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