Elegidos según la presciencia, etc.— El Dr. Heylin lee este versículo, a quien Dios el Padre, según su presciencia, ha elegido y santificado por el Espíritu, para que obedezcan a Jesucristo y sean rociados con su sangre. Y observa, que como la iglesia cristiana sucedió a la judía, tiene los mismos títulos de elegidos y santificados; es decir, consagrado a Dios, separado del resto del mundo por la peculiar iluminación del Espíritu Santo. La fuente de su redención por Jesucristo fue el amor de Dios el Padre, quien se propuso antes de la venida de Cristo, no solo llamar a los judíos, sino también tomar para sí un pueblo escogido de entre los gentiles.

No fue debido al mérito de esos gentiles, o concedido como recompensa por sus obras de justicia anteriores a su conversión, que el evangelio fue enviado entre ellos; sino a la presciencia y al amor de Dios Padre. Con la frase el rociado de la sangre, el apóstol puede referirse a la ceremonia judía de rociar la sangre de los sacrificios sobre el pueblo; por el cual entraron en pacto con Dios.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad