Lo mismo haga Dios con Abner, y más también. Tenemos aquí un claro descubrimiento del carácter de Abner. Instigado por la venganza, no solo amenaza con abandonar a su amo, sino que reconoce la injusticia de la causa en la que se había comprometido y el nombramiento divino de David al trono. "Tal", dice Pellican, "es el carácter de muchos cortesanos. Irritados en pequeñas ocasiones por las mayores contradicciones, son menos súbditos de reyes que amos".

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