Ver. 21. Proclamé un ayuno . Tenían la mayor razón para hacer esto, porque llevaban consigo cosas de valor considerable, temían a los enemigos que los acechaban y se avergonzaban de preguntar a cualquier guardia del rey, que, no habiendo sido muy instruidos en estos asuntos, posiblemente podría pensar que lo que dijeron sobre el favor de Dios hacia ellos, y las profecías acerca de su restauración, no eran más que alardes vanos, si parecieran desconfiar del poder y el favor de ese Dios de quien había hablado tan magníficamente, solicitando al rey su protección y defensa. Por lo tanto, en lugar de ofenderlos, estaban decididos a entregarse enteramente a Dios; pero entonces era necesario que suplicaran quede él, lo cual, sin ofender, no pudieron pedir al rey. Ver al obispo Patrick.

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