El libro de registros de las crónicas: en estos diarios, que ahora llamamos diarios,donde estaba escrito lo que pasaba todos los días, a la manera de los persas, registrar los nombres de aquellos que habían hecho al rey algún servicio importante. En consecuencia, Josefo nos informa que, después de que el secretario leyó estos diarios, se dio cuenta de una persona a la que se le habían otorgado grandes honores y posesiones como recompensa por una acción gloriosa y notable, y de otra persona que hizo su fortuna con el recompensas de su príncipe por su fidelidad; pero que, cuando llegó a la historia particular de la conspiración de los dos eunucos contra la persona del rey, y del descubrimiento de esta traición por parte de Mardoqueo, el secretario la leyó y pasó al siguiente; cuando el rey lo detuvo y le preguntó si a esa persona se le había dado alguna recompensa por su servicio, lo cual muestra, en verdad, una singular providencia de Dios,

Por qué Mardoqueo no fue recompensado antes, es en vano preguntar. Vemos a diario, incluso entre nosotros, que los grandes hombres con frecuencia ignoran los más elevados servicios que se les prestan, y no se preocupan por recompensarlos, especialmente si la persona es oscura en sí misma y no está respaldada por una recomendación adecuada; y, por lo tanto, no debemos extrañarnos, si un príncipe que se enterró en la indolencia y convirtió en parte de su grandeza el vivir sin conocer ni preocuparse por lo que pasaba en sus dominios (que era la costumbre de la mayoría de los reyes orientales) debería pasar por alto el servicio que le había hecho Mardoqueo; o que si le ordenaba una recompensa, sin embargo, por el artificio de los de la corte, que no eran simpatizantes de los judíos, Mardoqueo se decepcionaría. Sin embargo, parece que

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