Las islas lo vieron, etc.— El obispo Lowth traduce el séptimo versículo, El tallador animó al herrero; el que alisa con martillo, el que golpea en el yunque; diciendo de la soldadura, es bueno; y fija el ídolo con clavos, para que no se mueva.Tenemos aquí la consecuencia de levantar a este príncipe ilustre, a saber, el vano e infructuoso intento de los idólatras de obstaculizar los efectos de su aparición, la demolición de Babilonia y sus ídolos, que el profeta describe de manera viva, exponiendo el vanidad de hombres supersticiosos animándose unos a otros a hacer esos ídolos en los que tan miserablemente depositaron su confianza. Aprendemos de la historia que nada podría ser más grande que la consternación de las naciones por la expedición de Ciro, y particularmente después de su victoria de Creso.

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