¿Dónde lo habéis puesto? - Nuestro Señor propuso esta pregunta, con el fin de liberar las mentes de Marta y su hermana de la suspensión con la que ahora eran torturadas; y lo propuso ante la multitud, para convencerlos de que no había fraude en el milagro pretendido. No podemos suponer que nuestro Señor, que sabía sin ninguna información que Lázaro estaba muerto, ignorara el lugar de su sepulcro: pero cuando admitimos las dos razones expuestas anteriormente, debemos reconocer que la pregunta fue amable.

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