A Eleazar: no al propio Aarón, porque, al estar empleado en el siguiente trabajo, se habría contaminado: algo que, en todos los casos, debía evitar. Se dan otras razones para este empleo de Eleazar; pero, quizás, podamos decir verdaderamente con Spencer, que la causa de este precepto surgió de alguna circunstancia peculiar de esa época, que la antigüedad nos ha oscurecido y ocultado totalmente.

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