A quien tus ojos han visto— Houbigant cierra este versículo con las palabras, en presencia del príncipe, y lee el octavo versículo así: No te apresures a defender tu causa, a divulgar lo que tus ojos han visto; no sea que al final no sepas qué hacer, cuando tu prójimo te haya refutado. La Vulgata lo convierte en algo similar: No se apresure a presentar, en una disputa, lo que han visto sus ojos: no sea que después no pueda recordarlo, cuando haya deshonrado a su amigo. Los dos siguientes versículos parecen apoyar esta interpretación.

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