Y el Señor será rey, etc.— Tras esta gran conversión y restauración de los judíos, y la llegada de la plenitud de los gentiles, Dios será glorificado con una sola mente y una sola boca sobre toda la tierra. Habrá un Señor, y su nombre será uno. Un nombre era un complemento tan peculiar de una deidad tutelar local, que el único Dios supremo no tenía nombre o título de distinción del tipo local. Así Zacarías, evidentemente aludiendo a estas nociones, cuando profetiza de la adoración del Dios Supremo, sin mezcla de idolatría, dice: En aquel día habrá un Señor, y uno solo su nombre. Véase Legación Divina, libro 4: secc. 6.

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