Pero codicia con empeño, mejor, pero busca con sinceridad los mejores dones. Todo este argumento no está destinado a controlar el ardor y ahogar el entusiasmo. El Espíritu reparte a cada hombre como quiere, pero quiere dar a cada uno el mejor regalo que cada uno desee y sea capaz de recibir. La receptividad que viene con el deseo sincero y práctico es en el caso de cada individuo la causa determinante del don que dará el Espíritu.

La última oración, “Y sin embargo, os mostraré un camino más excelente”, debería formar la cláusula inicial del próximo capítulo. La "forma más excelente" no es un regalo que se desee con exclusión de los otros dones, sino una forma más excelente de luchar por esos dones. No debes esforzarte por conseguir ningún regalo porque sea más estimado, porque aparentemente sea más útil o porque se logre más fácilmente. Aquello que consagrará cada lucha por el logro y cada don cuando se logre es el AMOR.

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