Entonces Samuel se volvió de nuevo tras Saúl. - El profeta, tras la repetida y apremiante petición del rey, consiente en adorar públicamente al Señor en su compañía. No hay duda de que el motivo principal que indujo a Samuel en esta ocasión a no retirarse de la acción de gracias pública fue el deseo de evitar cualquier desafecto hacia la monarquía. Su conocida desaprobación de la conducta de Saúl, y su rechazo de la ferviente oración del rey para quedarse, probablemente habría sido la señal para que los espíritus descontentos de Israel se rebelaran, con el pretexto de que tal rebelión agradaría al gran vidente. Tal revuelta en esos tiempos críticos habría sido desastrosa para la creciente prosperidad del pueblo elegido.

Se ha sugerido bien que muchas bendiciones cayeron sobre el infeliz Saúl y la nación sobre la que gobernaba en respuesta a la intercesión de Samuel en esta ocasión por él.
El resultado fue lo que se podría haber buscado. Aparentemente, Saúl permaneció en un poder intacto; pero la voluntad de Dios, como la declaró Su siervo Samuel, se cumplió lenta pero seguramente. La condenación de la familia reinante pronunciada por el profeta en esta ocasión trascendental fue irrevocable.


La historia de Israel contenida en este libro muestra cómo avanzaba la marcha de los acontecimientos en procesión solemne, acercando cada año al infortunado rey rebelde a la ejecución de la severa sentencia que su propia conducta obstinada le había impuesto.

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