Por tanto, quiero que las mujeres más jóvenes se casen, tengan hijos, guíen la casa. - Aquí el Apóstol expresa deliberadamente su voluntad de que en estas comunidades cristianas las viudas más jóvenes no intenten, en el primer fervor de su celo, cuando las lleva el dolor, intentar nada parecido a una vida ascética, de la que probablemente se cansarían después de una temporada; así, a la larga, en lugar de beneficiarse, dañarían positivamente la causa de Cristo.

La mente práctica de San Pablo, guiada por el Espíritu de Dios, no nos ha dejado reglas imposibles de perfección, ni exageradas alabanzas de ascetismo, de alta abnegación, ni exhortaciones apasionadas a una vida hecha enteramente de abnegación y de yo. -Rendición.

Sabía que el hombre o la mujer corriente era incapaz de un heroísmo tan exaltado y, por lo tanto, era demasiado sabio, demasiado amoroso, incluso para recomendar una vida que pocos podrían vivir. No era que el Maestro, Cristo, y el mayor de sus siervos, San Pablo, no apreciaran y admiraran ellos mismos el ideal superior y la vida más noble, porque ¿no era la suya propia? ¿No lo alcanzó uno y el otro murió en sus esfuerzos heroicos por alcanzarlo? Pero el Maestro y el erudito en su evangelio del mundo han dejado mandatos que todos, no unos pocos, pueden obedecer; han ordenado una vida que todos, no unos pocos, pueden vivir.

No deis ocasión al adversario para que hable con reproche. - La referencia aquí no es al diablo - como al principio parecería probable por la referencia directa en el próximo versículo - sino al enemigo de Cristo - el hombre mundano burlón, que, celoso de una fe que se niega a recibir, y envidioso de una vida en la que no participará, está siempre al acecho para descubrir fallas y fallas en los profesantes declarados de una religión que odia. (Comp. Tito 2:8 )

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