V.

(1-2) Ahora se produce la intervención de los dos profetas, Hageo y Zacarías, cuyos testimonios y predicciones conviene leer en este punto. Revelan un estado de apatía al que Ezra no alude; tal estado de cosas, de hecho, que habría frustrado todo el diseño de la Providencia si no hubiera sido cambiado. De ahí el brusco retorno del espíritu de profecía, algunas de cuyas últimas declaraciones provocaron o “agitaron” - como Ciro había sido agitado - el espíritu de los dos líderes y de los jefes de familia.

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