Al que pecare contra mí, a él le borraré. - Comp. Ezequiel 18:4 : "El alma que pecare, esa morirá". Un simple hombre no puede cargar con los pecados de otros hombres, no puede aliviarlos de las penas asociadas al pecado, el peor de los cuales es la depravación del alma misma. El pecado persistió en borrones del libro de Dios por la absoluta contradicción que existe entre el mal y el bien. Incluso los méritos de Cristo no pueden beneficiar al pecador que no se aparta de su pecado, lo detesta, lo aborrece, se rebela de él. Sólo quien puede implantar un principio de vida en el hombre puede salvarlo de la muerte.

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