La ley era nuestro maestro de escuela. - No es una traducción muy satisfactoria; sin embargo, es difícil sugerir una mejor. La palabra griega es aquella de la que se deriva el inglés "pedagogue". Originalmente se refería al esclavo que estaba a cargo de un niño y cuyo deber era llevarlo a la escuela. La idea es de disciplina moral más que intelectual. El cuidado del “pedagogo” cesó donde comenzó el del maestro de escuela, pero fue él quien más especialmente tuvo que formar el carácter del niño. Horacio nota como una ventaja peculiar de la suya que su padre mismo había tomado el lugar de pedagogo para él ( Sat. i. 6, 81, 82).

Para llevarnos a Cristo. - Se suministran las palabras “para traernos”, se verá. Pueden conservarse, siempre que la metáfora no se presione hasta el punto de suponer que Cristo representa al maestro de escuela propiamente dicho a quien el esclavo pedagogo conduce al niño. La obra de Cristo como Maestro no es lo que el Apóstol tiene en mente. Es más bien un tipo de tutela superior, que sucederá a la de la Ley, y a la que la Ley entrega a su discípulo.

Una vez que está bajo la tutela de Cristo, y así hecho miembro del reino mesiánico, el cristiano es justificado por la fe, recibe una amnistía por sus pecados pasados ​​y es contado justo ante Dios. (Véase la Epístola a los Romanos, Excursus E: Sobre la doctrina de la justificación por la fe y la justicia imputada ) .

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