Seréis como dioses. - Más bien, como Dios, como Elohim mismo, en la cualidad particular de conocer el bien y el mal. Fue un cebo alto que ofreció el tentador; y Eva, que al principio había respondido correctamente, y que aún no sabía nada de falsedad, se dedicó a la tentación y se perdió. Pero no debemos comentar con demasiada severidad sobre su conducta. No fue un deseo mezquino lo que la llevó por mal camino: anhelaba más conocimiento y una mayor perfección; deseaba incluso elevarse por encima del nivel de su naturaleza; pero los medios que usó violaron el mandato de Dios, por lo que cayó.

Y, como de costumbre, el tentador cumplió la promesa al oído. Eva conocía el bien y el mal, pero solo sintiendo el mal dentro de sí misma. Fue por degradación moral, y no por perspicacia intelectual, que se cumplió su ambicioso deseo.

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