Por tanto, sed muy valientes para guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés. - Así como Josué era el siervo de la ley, también deben serlo sus sucesores. No se podía alcanzar una posición más alta que esta. Lo mismo ha sucedido con los sucesores del gran Josué. Con ellos, y con quienes los siguen, nada puede jamás reemplazar la autoridad de la palabra escrita.

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