Ve, llama a tu marido. - Ella ha pedido esta agua viva. Ella no sabe que primero hay que cavar el pozo. En lo profundo de su espíritu hay un poder de vida; pero como la fuente de un manantial, está escondido. Había allí muchas rocas duras de impenitencia, y muchas capas de transgresión cotidiana, y muchos hábitos que alguna vez se formaron como arcilla, ahora duros como inflexibles, y muchos depósitos de pensamientos carnales que no habían dejado nada más que sus heces.

Todo esto debe ser excavado antes de que pueda tener el agua viva, y este pozo también debe ser profundo. La orden, "Ve, llama a tu marido", es el primer golpe que rompe la superficie de esa hermosa apariencia y revela la suciedad de la vida debajo de ella.

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