Les impuso las manos. - San Marcos registra, como antes, el acto de acariciar la ternura: “Los cruzó en sus brazos y les impuso las manos”. Las palabras y el acto han sido considerados con razón, como en la Oficina Bautismal de la Iglesia de Inglaterra, como la verdadera autorización para el bautismo infantil. Pasajes más que dudosos en Hechos y Epístolas; más que la autoridad, real o supuesta, de la antigüedad primitiva; más que la ficción legal de que cumplen la condición del bautismo por parte de sus patrocinadores, justifican a la Iglesia de Cristo en general al encomendar a los bebés, como tales, a la bendición de su Padre.

La bendición y la oración de Cristo no pueden ser consideradas como un mero cumplimiento compasivo de los deseos cariñosos de los padres, y si los infantes eran capaces de recibir bendiciones espirituales entonces, ¿por qué, bien podría preguntarse, deberían considerarse incapaces ahora?

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