II.

(1) ¡Ay de los que inventan! - El profeta procede a denunciar los pecados por los cuales el país iba a recibir el castigo digno de manos de Dios. Hay una gradación en los términos empleados: marcan el carácter deliberado de los actos: no hubo circunstancias atenuantes. Por la noche formaron el plan, lo pensaron en sus camas y lo llevaron a la ejecución por la mañana.

Así también se describe la relación que aumenta gradualmente con los impíos, llegando a su culminación, en el primer Salmo: Caminar con los impíos conduce a estar entre los pecadores, y al final a sentarse habitualmente en el asiento de los despreciadores.

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