Versículo 21. Porque después de eso, en la sabiduría de Dios , el Dr. Lightfoot observa: "Que σοφια του θεου, la sabiduría de Dios, no debe entenderse de aquella sabiduría que tuvo a Dios por autor, sino de aquella sabiduría que tuvo a Dios por objeto. Había, entre los paganos, σοφια της φυσεως, sabiduría sobre las cosas naturales, es decir, filosofía; y σοφια του θεου, sabiduría sobre Dios; es decir, divinidad. Pero el mundo en su divinidad no pudo, por la sabiduría, conocer a Dios". El significado claro de este verso es que los sabios del mundo, especialmente los filósofos griegos, que poseían todas las ventajas que la naturaleza humana podía tener, independientemente de una revelación divina, y que habían cultivado sus mentes hasta el extremo, nunca pudieron, por su aprendizaje, sabiduría e industria, descubrir a Dios; ni los filósofos más refinados entre ellos tenían puntos de vista justos y correctos de la naturaleza divina, ni de aquello en lo que consiste la felicidad humana. La obra de LUCRECIO, De Natura Rerum, y la de CICERÓN, De Natura Deorum, son pruebas incontestables de ello. Incluso los escritos de Platón y Aristóteles han contribuido poco a quitar el velo que nublaba el entendimiento de los hombres. Ninguna sabiduría, sino la que proviene de Dios, pudo jamás penetrar e iluminar la mente humana.

Por la necedad de la predicación... Por la predicación de Cristo crucificado, que los gentiles llamaban μωρια, locura, en oposición a sus propias doctrinas, que llamaban σοφια, sabiduría. No fue por la locura de la predicación, literalmente, ni por la necia predicación, por lo que Dios salvó al mundo; sino por ese Evangelio que ellos llamaban μωρια, locura; que era, de hecho, la sabiduría de Dios, y también el poder de Dios para la salvación de los que creían.

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