Versículo 11. Que aprendáis a estar tranquilos... Aunque en general la Iglesia de Tesalónica era pura y ejemplar, parece que había entre ellos algunas personas ociosas y chismosas, que perturbaban la paz de los demás; personas que, bajo el pretexto de la religión, andaban de casa en casa; no trabajaban, sino que eran una carga para los demás; y se metían continuamente en los asuntos de los demás, haciendo fiestas y procurándose el pan con chismes religiosos. A éstos, el apóstol les da las instrucciones que toda la Iglesia de Dios debe hacer cumplir dondequiera que se encuentren tales personas molestas y peligrosas, a saber Que deben aprender a callar, ησυχαζειν, a callar, ya que su cantinela religiosa nunca promoverá la verdadera religión; que deben ocuparse de sus propios asuntos, y dejar en paz los de los demás; y que deben trabajar con sus propias manos, y no ser una carga para la Iglesia de Dios, ni para aquellas personas bien intencionadas, pero débiles y desconsideradas, que las entretienen, siendo impuestas por su aparente santidad y su conversación regodeante. Una persona ociosa, aunque sea capaz de hablar como un ángel, o de orar como un apóstol, no puede ser un cristiano; todos esos son hipócritas y engañadores; los verdaderos miembros de la Iglesia de Cristo caminan, trabajan y se esfuerzan.

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