Versículo Amós 8:5Cuándo desaparecerá la luna nueva. Esto se guardaba como una especie de día santo, no por mandato divino, sino por costumbre. El sábado era estrictamente santo; y sin embargo, eran tan codiciosos que se negaban a dar a Dios y a sus propias almas esta séptima porción de tiempo. Pero por malos y execrables que fueran, no sacaban su maíz, ni su trigo, ni ninguna otra clase de mercancía, en sábado. Entonces eran santos, comparados con las multitudes llamadas cristianos, que tienen sus tiendas abiertas parcial o totalmente en el día del Señor, y compran y venden sin ningún escrúpulo de conciencia. No tienen conciencia; la tienen cauterizada como con un hierro candente. El hombre fuerte armado, en ellos, está tranquilo, pues todos sus bienes están en paz.

Haciendo pequeño el efa, y grande el siclo.  Dando medida corta, y tomando precio completo; o, comprando con un peso pesado, y vendiendo con uno que era ligero.

Falsificando las balanzas. Teniendo una balanza ligera, y la otra pesada; un extremo de la viga largo, y el otro corto. Hace unos meses detecté a un bribón con tales balanzas; con un deslizamiento de su dedo a lo largo de la viga alteró el centro, lo que hizo que faltaran tres onzas de peso en cada libra. Lo hizo tan hábilmente, que aunque yo sabía que estaba haciendo trampa, o, como lo expresa el profeta, que estaba falsificando las balanzas con engaño, pasó algún tiempo antes de que pudiera detectar el fraude, y no hasta que yo hubiera sido engañado varias veces por este consumado bribón. Así vemos que, aunque los truhanes del antiguo Israel han muerto, han dejado tras de sí a sus sucesores.

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