Versículo 25. Sus puertas no se cerrarán en absoluto.  La Iglesia cristiana siempre estará abierta para recibir a los pecadores de toda clase, grado y nación.

Allí no habrá noche.  No más idolatría, no más oscuridad intelectual; las Escrituras serán leídas en todas partes, la palabra pura predicada en todas partes, y el Espíritu de Dios brillará y obrará en cada corazón.

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