Versículo 21. En su estado se levantará una persona vil. Este era Antíoco, apellidado Epífanes, el Ilustre. No le concedieron el honor del reino: estaba en Atenas, de camino desde Roma, cuando murió su padre; y Heliodoro se había declarado rey, al igual que varios otros. Pero Antíoco entró pacíficamente, pues obtuvo el reino mediante lisonjas. Halagó a Eumenes, rey de Pérgamo, y a su hermano Atalo, y consiguió su ayuda. Halagó a los romanos y envió embajadores para cortejar su favor y pagarles los tributos atrasados. Halagó a los sirios, y obtuvo su concurrencia; y como halagó a los sirios, así lo halagaron a él, dándole el epíteto de Epífanes - el Ilustre. Pero que era lo que el profeta aquí llama, una persona vil, es totalmente evidente por lo que Polibio dice de él, de Ateneo, lib. v.: "Era compañero de todos los hombres: recurría a las tiendas comunes, y parloteaba con los obreros: frecuentaba las tabernas comunes, y comía y bebía con los tipos más mezquinos, cantando canciones libertinas". Por esta razón, un escritor contemporáneo, y otros después de él, en lugar de Epifanes, lo llamaron Epimanes - el Loco.

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