Versículo 20.

Ahora a él...  Habiendo terminado su corta, pero maravillosamente completa y enérgica oración, el apóstol trae su doxología, dando alabanza a Aquel de quien provienen todas las bendiciones, y a quien se deben todas las gracias.

Que es capaz de hacer mucho más que eso... Es imposible expresar el pleno significado de estas palabras, Dios es omnipotente, por lo tanto es capaz de hacer todas las cosas, y capaz de hacer υπερ εκ περισσου, superabundantemente por encima de la mayor abundancia. ¿Y quién puede dudar de esto, que tenga alguna visión racional o bíblica de su poder o de su amor?

Todo lo que pedimos o pensamos... Podemos pedir todos los bienes de los que hemos oído hablar, todos los bienes que Dios ha prometido en su palabra; y podemos pensar o imaginar bienes y bendiciones más allá de todo lo que hemos leído o visto: sí, podemos imaginar cosas buenas a las que nos es imposible dar un nombre; podemos ir más allá de los límites de todas las descripciones humanas; podemos imaginar más de lo que incluso Dios ha especificado en su palabra; y no podemos sentir límites a nuestra imaginación del bien, sino la imposibilidad y la eternidad: y después de todo, Dios es capaz de hacer por nosotros más de lo que podemos pedir o pensar; y su capacidad aquí está tan necesariamente conectada con su voluntad, que la una implica indiscutiblemente la otra; pues, ¿qué consecuencia tendría decir a la Iglesia de Dios que tiene poder para hacer tal y cual cosa, si no estuviera implícita la seguridad de que hará lo que su poder puede, y lo que el alma del hombre necesita que se haga?

Según el poder que obra en nosotros... Todo lo que puede hacer, y todo lo que ha prometido hacer, lo hará según lo que ha hecho, por ese poder del Espíritu Santo την ενεργουμενην, que obra fuertemente en nosotros: actúa con energía en nuestros corazones, expulsando el mal, purificando y refinando los afectos y deseos, e implantando el bien.

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