Verso Éxodo 26:31. Harás un velo.  פרפרכת parocheth, de פרך parach, romper o desgarrar; el velo interior del tabernáculo o del templo, (2 Crónicas 3:14), que rompía, interrumpía o dividía entre el lugar santo y el santísimo; el Espíritu Santo significa con esto que el camino hacia el santísimo no se había manifestado todavía, mientras el primer tabernáculo estaba en pie.  Compare Hebreos 9:8. La Septuaginta lo traduce constantemente por καταπετασμα. El nombre hebreo פרכת parocheth, ¿no intima además la correspondencia típica de este velo con el cuerpo o carne de Cristo? Porque este καταπετασμα o velo era su carne, (Hebreos 10:20),  la cual, al ser rasgada, nos ofrece un camino nuevo y vivo hacia el más santo de todos, es decir, hacia el mismo cielo. Comparar Hebreos 10:19; Hebreos 9:24.Y en consecuencia, cuando su bendito cuerpo fue rasgado en la cruz, este velo también (το καταπετασμα του ιερου) εσχισθη, fue PARTIDO en dos desde arriba hasta abajo; Mateo 27:51. - Ver Parkhurst , debajo de la palabra. 

El velo del tabernáculo era sumamente costoso; estaba hecho de los mismos materiales que la cubierta interior, azul, púrpura, escarlata, lino fino torcido, bordado con querubines, etc. Servía para dividir el tabernáculo en dos partes: una, la más exterior, llamada el lugar santo la otra, o más interior, llamada el santo de los santos, o el lugar santísimo. En él se depositaba el arca de la alianza y las demás cosas que se guardaban a modo de recuerdo. Sólo el sumo sacerdote podía entrar en él, y sólo una vez al año, en el gran día de la expiación. Era en este lugar interior donde Jehová se manifestaba entre los querubines. Los judíos dicen que este velo tenía un grosor de cuatro dedos, para evitar que cualquier persona viera a través de él; pero para esto, como observa Calmet, no había necesidad, ya que no había ninguna ventana o lugar para la luz en el tabernáculo, y por lo tanto el velo más simple habría sido suficiente para obstruir el descubrimiento de cualquier cosa detrás de él, que sólo podía ser discernida por la luz que entraba por la puerta, o por la proporcionada por el candelabro de oro que estaba en el exterior de este velo.

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