Verso Filipenses 3:21Quién cambiará nuestro cuerpo vil... Ὁς μετασχηματισει το σωμα της ταπεινωσες ἡμων- Quién remodelará, o alterará la forma y condición del cuerpo de nuestra humillación; este cuerpo que está muerto-juzgado a la muerte a causa del pecado, y que debe ser putrefacto, disuelto y descompuesto.

Para que sea semejante a su cuerpo glorioso... Εις το γενεσθαι αυτο συμμορφον τῳ σωματι της δοξης αυτου- Para que tenga una forma semejante al cuerpo de su gloria. Es decir: los cuerpos de los verdaderos creyentes serán resucitados en el gran día en la misma semejanza, inmortalidad y gloria, de la humanidad glorificada de Jesucristo; y serán tan completamente cambiados, como para ser capaces no sólo por su inmortalidad de existir eternamente, sino también de los infinitos goces espirituales a la diestra de Dios.

Según la obra... Κατα την ενεργειαν- Según esa energía, por la que puede someter todas las cosas a sí mismo. Así encontramos que la resurrección del cuerpo se atribuye a ese poder que gobierna y somete todas las cosas, pues nada menos que la energía que produjo el cuerpo humano al principio, puede restaurarlo de su estado caduco y degradado a ese estado de gloria que tenía en su creación, y hacerlo capaz de disfrutar de Dios por toda la eternidad. El pensamiento de esta gloriosa consumación era objeto de la más alta alegría y confianza entre los primitivos cristianos. Esta tierra no era su hogar; y pasaban por las cosas temporales para no perder las eternas.

1. El capítulo anterior, al que debería unirse el primer versículo del siguiente, contiene un fondo de materia de lo más interesante que se puede concebir. El apóstol parece estar al borde de la eternidad, y tener ambos mundos abiertos a su vista. El uno lo ve como el lugar en el que se ha de alcanzar la preparación para el otro. En uno ve el lugar de partida, donde el cristiano ha de comenzar su carrera; en el otro la meta en la que termina su curso, y el premio que ha de obtener. Uno es el lugar desde el que el cristiano ha de correr y sobre el que ha de correr; el otro es aquel hacia el que ha de dirigir su carrera, y en el que ha de recibir una bendición infinita. En el uno ve toda clase de tentaciones y estorbos, y peligros que se alzan espesos por todo el terreno; en el otro ve al precursor, el Señor Jesús, que ha entrado por él en el cielo de los cielos, por quien Dios le llama desde lo alto, της ανω κλησεως του Θεου,  Filipenses 3:14 : porque lo que oye en el Evangelio, y lo que ve por la fe, es la llamada de Dios de lo alto; y por eso se aparta de esto, porque esto no es su descanso.

2. El tiempo y la vida se hunden rápidamente en las sombras de la muerte y de las tinieblas, y el resplandor de la gloria naciente del mundo eterno comienza a ilustrar el estado bienaventurado del cristiano genuino, y a hacer claros e inteligibles los designios de Dios, que en parte se manifiestan en diversas providencias inextricables, y en parte se revelan y ven como a través de un cristal oscuro en su propia palabra sagrada. Ahora comienzan a estallar glorias indecibles; los dolores, las aflicciones, las persecuciones, las necesidades, las angustias, la enfermedad y la muerte, en cualquiera de sus formas, se exhiben como el camino hacia el reino, y como teniendo en el orden de Dios una gloria inefable por su resultado. Aquí están la sabiduría, el poder y la misericordia de Dios. Aquí están la paciencia, la perseverancia y la gloria de los santos. Lector, ¿no se pierde la tierra y sus preocupaciones en el resplandor de esta gloria? Levántate y vete, porque éste no es tu descanso.

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