Verso Hebreos 6:11 . Deseamos... επιθυμουμεν, deseamos encarecidamente que cada persona de entre vosotros siga ενδεικνυσθαι, manifestando, exhibiendo a la vista, la misma diligencia. Podría haber razones para sospechar que algunos, por temor a los hombres, no quisieran que se viera el bien que hacían, para no sufrir también persecución. Esto no concordaría con el espíritu generoso y noble del Evangelio; el hombre que tiene miedo de dar a conocer su decidida adhesión a Dios, no está lejos de reincidir. Aquel que tiene más miedo del hombre que de Dios Todopoderoso, puede tener muy poca religión. Como la Iglesia de Cristo exigía que todos los que en estos tiempos abrazaban el Evangelio fueran bautizados públicamente, los que se sometían a este rito daban plena prueba de que estaban plenamente convencidos de las verdades del cristianismo; y lo hacían como prenda pública de que serían fieles.

La misma diligencia... Tenían una fe activa y un amor laborioso, y el apóstol les desea que perseveren en ambos. Eran diligentes, muy diligentes, y él desea que sigan siéndolo.

A la plena seguridad de la esperanza, Προς την πληροφοριαν της ελπιδος. "La plena seguridad de la fe", dice el señor Wesley, "se refiere al perdón presente; la plena seguridad de la esperanza, a la gloria futura: la primera es el grado más alto de evidencia divina de que Dios se reconcilia conmigo en el Hijo de su amor; la segunda es el mismo grado de evidencia divina, obrada en el alma por la misma inspiración inmediata del Espíritu Santo, de la gracia perseverante y de la gloria eterna. Tanto como la fe contempla cada momento a cara descubierta, tanto, y no más, ve la esperanza para toda la eternidad. Pero esta seguridad de la fe y de la esperanza no es una opinión, ni una mera construcción de la Escritura, sino que se da inmediatamente por el poder del Espíritu Santo, y lo que nadie puede tener para otro, sino para sí mismo solamente".

No debemos malinterpretar estos excelentes dichos de este eminente hombre.

1. La persona que tiene esta plena seguridad de la esperanza es la que no sólo sabe y siente que sus pecados son perdonados por medio de Cristo Jesús, sino también que su corazón está purificado de toda injusticia, que todo el cuerpo de pecado y muerte está destruido, y que es plenamente hecho partícipe de la naturaleza divina. Así como sin la santidad, la santidad completa y total, ningún hombre puede ver a Dios: así también, sin esto, nadie puede esperar bíblicamente o racionalmente la gloria eterna; siendo una contradicción profesar tener la plena seguridad de la esperanza para disfrutar de un estado y lugar para el cual el alma es consciente de que no está preparada.

2. Todo lo que se dice aquí debe entenderse como si todavía implicara la necesidad absoluta de continuar en el mismo grado de gracia del que se deriva esta plena seguridad de la esperanza. Esta plena seguridad, por tanto, no implica que el hombre persevere absolutamente hasta el fin; sino que, si persevera en esta misma gracia, tendrá infaliblemente una gloria eterna. No hay perseverancia incondicional en la Escritura, ni puede haberla en un estado de prueba.

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