Verso Hechos 8:24Rogad al Señor por mí... Las palabras de Pedro ciertamente causaron una profunda impresión en la mente de Simón; y debió tener una alta opinión de la santidad del apóstol y de su influencia con Dios, cuando se encomendó así a sus oraciones. Y podemos esperar que se arrepienta y se salve, si podemos confiar en la lectura del Códice Bezae y en el margen del siríaco posterior: Rogad al Señor por mí, para que no caiga sobre mí ninguno (τουτων των κακων) de los males que me habéis dicho (μοι): (ος πολλα κλαιων ου διελιμπανεν) QUE LLORABA GRANDE, y NO CESABA. Es decir, era un penitente incesante. Por muy favorablemente que este u otro MS. hable de Simón, generalmente se supone que "se fue agravando, oponiéndose a los apóstoles y a la doctrina cristiana, y engañando a muchas ciudades y provincias con operaciones mágicas; hasta que estando en Roma, en el reinado del emperador Claudio, se jactó de poder volar, y al exhibirse ante el emperador y el senado, estando presentes San Pedro y San Pablo. Pedro y San Pablo, que sabían que su vuelo era obra de la magia, rogaron a Dios que el pueblo no se dejara engañar y que su poder se desvaneciera, por lo que cayó al suelo y murió poco después a causa de sus magulladuras". Este relato viene en una forma muy cuestionable, y no tiene ninguna evidencia que pueda desafiar nuestro asentimiento. Para mí, ésta y el resto de las cosas que se dicen de Simón el hechicero parecen totalmente indignas de crédito. Calmet hace una recopilación general de lo que se encuentra en Justino Mártir, Ireneo, Tertuliano, Eusebio, Teodoreto, Agustín y otros, sobre el tema de Simón el Mago; y a él, si el lector cree que vale la pena, puede remitirse. La sustancia de estos relatos se da más arriba, y en la nota de Clarke sobre " Hechos 8:9"; y para decir lo menos de ellos son todos muy dudosos. La historia de que se le erigió un altar en Roma, con la inscripción, Simoni sancto deo, "Al santo dios Simón", se ha basado en un error total, y hace tiempo que ha sido suficientemente refutada. Véanse las inscripciones en Gruter, vol. i. p. 96, inscript. Nº 5, 6, 7.

 

 

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