CAPÍTULO LI

El profeta exhorta a los hijos de Abraham a confiar en el Señor;

 y describe breve, pero bellamente, la gran

bendición que debería ser la consecuencia, 1-3.

Luego, dirigiéndose a los gentiles, los anima a esperar una

porción en la misma salvación, 4, 5;

cuya duración eterna se describe majestuosamente, 6.

Y como es eterna, también es segura para los justos,

a pesar de todas las maquinaciones de sus enemigos, 7, 8.

Los fieles, entonces, con exultación y alegría, alzan sus voces,

recordando a Dios sus maravillosas obras de antaño, que los animan

a esperar ahora el mismo glorioso cumplimiento de estas

promesas, 9-11.

En respuesta a esto se presenta la Divinidad consolándolos

en sus pruebas, y diciéndoles que el libertador ya estaba en 

camino para salvarlos y afirmarlos, 12-16.

Sobre esto el profeta se vuelve a Jerusalén para consolarla y

y felicitarla por tan gozosa perspectiva. Se la representa

por una imagen audaz, como una persona tendida en las calles, 

bajo los efectos embriagadores de la copa de la ira divina, sin que

una sola persona de su propio pueblo designada para darle

consolación, y pisoteada por sus enemigos; pero, en

el tiempo asignado por la divina providencia, la copa de

temblor le será quitada de la mano, y puesta en la de

sus opresores, y no volverá a beberla para siempre,

17-22.

 

NOTAS SOBRE EL CAP. LI

Versículo Isaías 51:1 . Vosotros que seguís la justicia. El pueblo que, sintiendo falta de salvación, busca al Señor para ser justificado.

La roca. Abraham.

El hoyo del pozo. Sara; como se explica en Isaías 51:2 .

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