CAPÍTULO VI

El que quiera participar de las bendiciones del Evangelio

que sea santo en toda forma de vida y de conducta.

Y se declara que el que lo sea será aceptado de acuerdo con

esta dispensación de gracia, cuyas bendiciones se extienden 

al género humano, sin acepción de personas ni de naciones,

1-8.

En el versículo noveno comienza un tema diferente, o una nueva sección

de la profecía. Se abre con un llamamiento a los enemigos de los judíos,

(los caldeos, o tal vez los romanos,) como bestias de rapiña

contra ellos, por los pecados de sus gobernantes, maestros y otros

profanos entre ellos, cuya culpa atrajo los juicios sobre

la nación, 9-12.

NOTAS SOBRE EL CAP. LVI

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