Verso Juan 10:8. Todo el que vino antes que yo.. O, como algunos traducen, todo lo que vino en mi lugar , προ εμου, es decir, todo lo que vino como el Cristo , o Mesías, como Theudas y Judas la Gaulonita , a quienes se menciona, Hechos 5:36; y que, en efecto, no eran más que ladrones, que saqueaban el país allí donde llegaban; y asesinos, que no sólo mataban a la gente sencilla que se les resistía, sino que llevaban al matadero a las multitudes de sus seguidores.

Pero nuestro Señor se refiere probablemente a los escribas y fariseos, que pretendían mostrar el camino de la salvación al pueblo, y que en realidad robaban en el redil, se vestían con el vellón y devoraban las ovejas.

Las palabras, προεμου, antes de mí, faltan en EGMS, Mt. BKV, otros setenta; siríaco, persa, Hieros. siríaco, gótico, sajón, Vulgata, once copias de la Itala; Basilio, Cirilo, Crisóstomo, Teofilacto, Eutimio, Agustín, y algunos otros. Griesbach las ha dejado en el texto con una nota de duda. La razón por la que estas palabras faltan en tantos respetables manuscritos, versiones y padres, es probablemente la dada por Teofilacto, quien dice que los maniqueos dedujeron de estas palabras que todos los profetas judíos eran impostores. Pero nuestro Señor ha dado suficiente testimonio de su inspiración en diversos lugares.

Deben distinguirse adecuadamente κλεπτης, y ληστης, el ladrón y el salteador; uno toma con astucia y sigilo; el otro abiertamente y con violencia. No sería difícil encontrar malos ministros que respondan a estos dos caracteres. Los diezmos se han aplicado y recaudado a menudo de la manera más excepcional y con el espíritu más vergonzoso.

La reflexión del piadoso Quesnel sobre este versículo es digna de atención. Un pastor debe recordar que quien se jacta de ser el camino de la salvación y la puerta del cielo, demuestra ser un ladrón y un impostor; y aunque son pocos los que llegan a este grado de insensatez, sin embargo, hay muchos que confían demasiado en sus propios talentos, elocuencia y trabajos, como si la salvación de las ovejas dependiera necesariamente de ellos: en este sentido son siempre ladrones, ya que roban a la gracia de Cristo la gloria de salvar a las ovejas. Dios suele avergonzar a tales pastores, al no abrir los corazones del pueblo para que reciban su palabra; mientras que bendice a los que son humildes, haciendo que se les escuche con atención, y acompañando su predicación con una unción que convierte y salva a las almas. Sepa todo hombre que en este aspecto su suficiencia y su éxito son del Señor.

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