Verso Juan 4:50Vete; tu hijo vive... Si nuestro Señor hubiera ido con él, como deseaba, su incredulidad no habría podido ser eliminada por completo; pues todavía habría pensado que el poder de nuestro Señor no podía llegar desde Caná hasta Capernaum: para destruir su incredulidad de inmediato, y llevarlo a la plenitud de la fe de su poder supremo, lo cura, estando aparentemente ausente, por medio de esa energía con la que llena tanto los cielos como la tierra. Aquí puede observarse que nuestro bendito Señor hizo lo que este hombre le pidió que hiciera, pero no de la manera en que él deseaba que se hiciera. Dios salvará a todos los que lo invoquen, pero no de la manera que ellos deseen. La vida eterna es un don gratuito de Dios, y él tiene derecho a darla como le plazca; y siempre da sus dones de la manera en que mejor se promueve su gloria, y se asegura nuestro interés eterno.

El hombre creyó en la palabra... Y, sin embargo, parece que había suspendido su fe bajo cierta condición: "Si a mi regreso encuentro que mi hijo está sanado, creeré que Jesús es el Mesías".

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