Verso 40. Y no queréis venir a mí... Aunque escudriñéis así las Escrituras, con la esperanza de encontrar en ellas al Mesías y la vida eterna, no queréis venir a mí, ni creer en mí, ni ser mis discípulos, aunque estén tan claramente señaladas por ellas, para que tengáis esa vida eterna que sólo puede venir por mí.

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