Verso 25. ¿Quién eres tú? Esto marca la indignación de los fariseos, como si hubieran dicho: ¿Quién eres tú, que te tomas la molestia de proferir amenazas de esta manera contra nosotros?

Jesús les dijo: Lo mismo que os dije desde el principio... Más bien, lo mismo que ya os he dicho, es decir, que yo soy la luz del mundo, el Cristo, el Salvador de la humanidad. Hay una variedad de interpretaciones para este verso entre los críticos. Algunos consideran que την αρχην (que hace la principal dificultad del texto) es la respuesta de nuestro Señor. ¿Quién eres tú? Yo soy την αρχην, el principal, el supremo; y tengo, por tanto, derecho a juzgar, y a ejecutar el juicio. Pero si nuestro Señor hubiera querido transmitir este significado, sin duda habría dicho η αρχη, o ο αρχων, y no την αρχην, en caso acusativo. Este modo de lectura parece haber sido seguido por la Vulgata, algunas copias de la Itala, y algunos de los padres; pero esta construcción nunca puede ser reconciliada con el texto griego. Otros toman την αρχην como un adverbio, en cuyo sentido es usado repetidamente por los mejores escritores griegos; y, conectando el verso 25 con el 26, traducen así: En verdad tengo, como os aseguro, muchas cosas que decir de vosotros, y que condenar en vosotros. Véase Wakefield. Raphelius retoma las palabras casi de la misma manera, y defiende su modo de exposición con mucho conocimiento crítico; y a él remito al lector. Le he dado el significado que me pareció más sencillo y claro, en caso de que se considere necesario apartarse de nuestra propia versión: ambas transmiten un sentido bueno y coherente.

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