Verso 33. Respondieron... Es decir, los otros judíos que no habían creído -los fariseos burlones y cavilosos ya mencionados-, pues las palabras no pueden referirse a la gente sencilla que ya había creído. Consulte Juan 8:30.

Nunca fuimos esclavos de ningún hombre... Esta afirmación no sólo era falsa, sino que era ridícula en extremo; ya que toda su historia, sagrada y profana, está llena de relatos de su servidumbre en Egipto, en Caldea, bajo los persas, bajo los macedonios y bajo los romanos. Pero aquellos que no están bajo la influencia de la verdad de Dios hablarán y actuarán según la influencia del espíritu de la falsedad y el error. Si las palabras han de limitarse a sí mismas, pueden entenderse así: Somos la semilla de Abraham: y nunca estuvimos en esclavitud. Ambas proposiciones tenían una débil sombra de verdad.

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