Verso 30. Cuando vio el viento fuerte, tuvo miedo...  Fue por la fe en el poder de Cristo que fue sostenido; cuando esa fe falló (por la cual se suspendieron las leyes de la gravitación) no es de extrañar que esas leyes volvieran a su acción habitual y que él comenzara a hundirse. No fue la violencia de los vientos, ni el rugir de las olas, lo que puso en peligro su vida, sino su pequeñez de fe.

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