Verso Romanos 16:12 . Trifena y Trifosa... Dos mujeres santas, que al parecer eran ayudantes del apóstol en su trabajo, probablemente exhortando, visitando a los enfermos, etc. Persis era otra mujer, que al parecer superaba a las anteriores, pues de ella se dice que trabajaba mucho en el Señor. De esto aprendemos que las mujeres cristianas, al igual que los hombres, trabajaban en el ministerio de la palabra. En aquellos tiempos de simplicidad, todas las personas, ya fueran hombres o mujeres, que habían recibido el conocimiento de la verdad, creían que era su deber propagarla hasta el máximo de sus posibilidades. Muchos han gastado mucho trabajo inútil en tratar de probar que estas mujeres no predicaban. Sabemos que había algunas profetisas, así como profetas en la Iglesia Cristiana; y que una mujer podía orar o profetizar, siempre que tuviera la cabeza cubierta; y que quien profetizaba hablaba a otros para edificación, exhortación y consuelo, declara San Pablo, 1 Corintios 14:3 .Y que ningún predicador puede hacer más, toda persona debe reconocerlo; porque edificar, exhortar y consolar son los fines primordiales del ministerio del Evangelio. Si las mujeres profetizan así, entonces las mujeres predican. Sin embargo, hay mucho más que esto implicado en el ministerio cristiano, de lo cual sólo los hombres, y los hombres llamados por Dios, son capaces. 

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