Versículo Salmo 40:8 . Para hacer tu voluntad.  Dios no quiso los sacrificios bajo la ley, sino que quiso que se ofreciera una víctima humana de mérito infinito para la redención de la humanidad. Para que hubiera tal víctima, se preparó un cuerpo para el Logos eterno, y en ese cuerpo vino a hacer la voluntad de Dios, es decir, a sufrir y morir por los pecados del mundo.

1. De ahí que veamos que la soberana VOLUNTAD de Dios es que Jesús se encarnara; que padeciera y muriera; o, en palabras del apóstol, que probara la muerte por todos los hombres; que todos creyeran en él y se salvaran de sus pecados; porque ésta es la VOLUNTAD de Dios, nuestra santificación.
2. Y como el apóstol fundamenta esto en las palabras del Salmo, vemos que es la VOLUNTAD de Dios que ese sistema termine; porque como la esencia del mismo está contenida en sus sacrificios, y Dios dice que no los tendrá, y ha designado al Mesías para que haga su voluntad, es decir, para que muera por los hombres, de ahí se deduce necesariamente, del mismo salmista, que la introducción del Mesías en el mundo es la abolición de la ley; y que su sacrificio es el que durará para siempre.

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