1 Crónicas 17:1-27
1 Aconteció que cuando David ya habitaba en su casa, David dijo al profeta Natán: — He aquí, yo habito en una casa de cedro, mientras que el arca del pacto del SEÑOR está bajo una tienda.
2 Y Natán dijo a David: — Haz todo lo que hay en tu corazón, porque Dios está contigo.
3 Pero aconteció que aquella noche vino la palabra de Dios a Natán, diciendo:
4 “Ve y di a mi siervo David que así ha dicho el SEÑOR: ‘No serás tú el que me edifique una casa en la que yo habite’.
5 Ciertamente no he habitado en una casa desde el día en que hice subir a Israel, hasta el día de hoy. Más bien, he estado de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo.
6 Dondequiera que he peregrinado con todo Israel, ¿acaso he dicho una palabra a alguno de los jueces de Israel, al que comisioné para apacentar a mi pueblo, preguntando: ‘¿Por qué no me han edificado una casa de cedro?’.
7 “Ahora pues, dirás a mi siervo David que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Yo te tomé del prado, de detrás del rebaño, para que fueras el soberano de mi pueblo Israel.
8 He estado contigo por dondequiera que has andado. He eliminado a todos tus enemigos de tu presencia, y haré que tu nombre sea como el nombre de los grandes de la tierra.
9 Asimismo, dispondré un lugar para mi pueblo Israel, y lo plantaré para que habite en su lugar sin que sea molestado más ni los inicuos vuelvan a consumirlo como al comienzo,
10 desde los días en que constituí jueces sobre mi pueblo Israel. Y yo doblegaré a todos tus enemigos. “‘Además, te declaro que el SEÑOR te edificará casa a ti.
11 Sucederá que cuando se cumplan tus días para que vayas a estar con tus padres, yo levantaré después de ti a un descendiente tuyo, que será uno de tus hijos, y afirmaré su reino.
12 Él me edificará una casa, y yo estableceré su trono para siempre.
13 Yo seré para él, padre; y él será para mí, hijo. Y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que te antecedió.
14 Lo estableceré en mi casa y en mi reino para siempre, y su trono será estable para siempre”.
15 Natán habló a David conforme a todas estas palabras y conforme a toda esta visión.
16 Entonces entró el rey David, se sentó delante del SEÑOR y dijo: “Oh SEÑOR Dios, ¿quién soy yo, y qué es mi casa para que me hayas traído hasta aquí?
17 Y esto te ha parecido poco, oh Dios, pues has hablado del futuro de la casa de tu siervo, y me has mirado a mí como a uno de los hombres más excelsos, oh SEÑOR Dios.
18 ¿Qué más puede añadir David ante ti, por haber honrado a tu siervo? Pues tú conoces a tu siervo,
19 oh SEÑOR. A favor de tu siervo y conforme a tu corazón, has realizado toda esta gran cosa para dar a conocer todas estas grandezas.
20 Oh SEÑOR, no hay nadie como tú ni hay Dios aparte de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
21 “¿Y qué otra nación hay en la tierra como tu pueblo Israel, al cual Dios fue para rescatarlo como pueblo para sí, a fin de darte renombre mediante hechos grandes y temibles, al expulsar las naciones ante tu pueblo que rescataste de Egipto?
22 Has puesto a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre; y tú, oh SEÑOR, has venido a ser su Dios.
23 “Ahora pues, oh SEÑOR, sea firme para siempre la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, y haz tal como has dicho.
24 Sea firme y engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: ‘El SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel, es Dios de Israel’. Que la casa de tu siervo David sea estable delante de ti;
25 porque tú, oh Dios mío, has revelado al oído de tu siervo que le has de edificar casa. Por esto, tu siervo ha hallado valor para orar en tu presencia.
26 Ahora pues, oh SEÑOR, tú eres Dios, y has prometido este bien a tu siervo.
27 Y ahora, ten a bien bendecir a la casa de tu siervo, a fin de que permanezca para siempre delante de ti. Porque tú, oh SEÑOR, la has bendecido, y será bendita para siempre”.
7. El pacto y la promesa
CAPITULO 17
1. El plan de David para construir una casa ( 1 Crónicas 17:1 )
2. El pacto y la promesa ( 1 Crónicas 17:7 )
3. Alabanza y oración de David ( 1 Crónicas 17:16 )
Después de que el arca encontró su lugar de descanso en una tienda, el rey se preocupó profundamente por la construcción de una casa. Él contrastó su propia casa de cedros con la humilde morada del arca del pacto. El deseo de construir una casa para el Señor se expresó a Natán, quien le dijo a David, sin haber consultado al Señor: "Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo". Esa noche llegó el mensaje a Natán: “Ve y dile a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: No me edificarás casa para habitar, porque no he habitado en casa desde el día que traje a Israel a este día, sino que he ido de tienda en tienda, y de un tabernáculo en otro.
Dondequiera que haya caminado con todo Israel, hablé una palabra a alguno de los jueces de Israel, a quien mandé que apacienta a mi pueblo, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado una casa de cedros? ¡Qué condescendencia y qué identificación con su pueblo revelan estas palabras!
Cuando Israel era esclavo, Dios se convirtió en su Redentor; cuando habitaba en tiendas, Dios también permanecía en una; cuando estaba en conflicto, Dios se presentaba como capitán del ejército de Jehová; cuando se establece en paz, Dios se establece en la casa de su gloria. El intervalo fue la prueba de Su pueblo en la tierra. Dios se quedó en la tienda y hasta su arca fue tomada. Se interpone en gracia para liberación.
“También Cristo, desde que nacimos de mujer, nace de mujer; puesto que su pueblo estaba bajo la ley, él nació bajo la ley; ahora que tendrá un pueblo celestial, está en lo alto por nosotros; cuando venga en gloria, vendremos con él y reinaremos cuando él reine, pero en estos últimos estaremos con él ”. (Sinopsis de la Biblia).
Como ya hemos considerado el gran pacto davídico y su significado ( 2 Samuel 7 ), así como la adoración y oración de David, remitimos al lector a las anotaciones de ese capítulo. Salomón, el hijo de David, es el primero a la vista, pero él es solo un tipo de Cristo, el Hijo mayor de David y también el Señor de David. Solo en Cristo, esta gran promesa del pacto se cumplirá.
Todo es todavía futuro, porque el Hijo de David, rechazado por los suyos, no se sienta y gobierna en el trono de su padre David. Ha ido al cielo, ocupando el trono de Dios, sentado a su diestra hasta el momento en que sus enemigos serán puestos por estrado de sus pies. Luego, cuando Él aparezca por segunda vez, el anuncio angelical se hará realidad, "y el Señor Dios le dará el trono de su padre David".
¡Y qué palabras le habló David, cuya gracia había hecho tales promesas! La humildad, la fe y la confianza respondieron a la gracia.