2 Samuel 20:1-26
1 Ocurrió que se hallaba allí un hombre perverso que se llamaba Seba hijo de Bicri, de Benjamín. Este tocó la corneta y dijo: — ¡Nosotros no tenemos parte en David ni heredad en el hijo de Isaí! ¡Cada uno a su morada, oh Israel!
2 Así todos los hombres de Israel abandonaron a David y siguieron a Seba hijo de Bicri. Pero los hombres de Judá siguieron fielmente a su rey, desde el Jordán hasta Jerusalén.
3 Cuando David llegó a su palacio en Jerusalén, tomó a las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar el palacio, y las recluyó en una casa. Él las sustentó, pero nunca más se unió a ellas, sino que quedaron recluidas, viviendo como viudas hasta el día de su muerte.
4 Después el rey dijo a Amasa: — Convócame a los hombres de Judá para dentro de tres días, y tú preséntate también aquí.
5 Amasa fue a convocar a Judá, pero se retrasó más del tiempo que le había sido señalado.
6 Entonces dijo David a Abisai: — Seba hijo de Bicri nos hará ahora más daño que Absalón. Toma tú a los servidores de tu señor y persíguelo, no sea que halle para sí ciudades fortificadas y se nos pierda de vista.
7 En pos de Abisai salieron los hombres de Joab, los quereteos, los peleteos y todos los valientes. Salieron de Jerusalén para perseguir a Seba hijo de Bicri.
8 Y cuando estaban cerca de la gran piedra que está en Gabaón, Amasa vino ante ellos. Joab estaba vestido con su uniforme militar y encima llevaba un cinturón y una espada sujeta en su vaina, la cual se le cayó cuando él avanzó.
9 Joab dijo a Amasa: — ¿Te va bien, hermano mío? Y tomó con la mano derecha la barba de Amasa para besarlo.
10 Como Amasa no se cuidó de la espada que Joab tenía en la mano, este lo hirió con ella en el vientre y derramó sus entrañas por tierra. Cayó muerto, sin necesidad de un segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai continuaron persiguiendo a Seba hijo de Bicri.
11 Luego uno de los hombres de Joab se puso de pie junto a Amasa, y dijo: — ¡Cualquiera que esté a favor de Joab y a favor de David, que siga a Joab!
12 Mientras tanto, Amasa yacía revolcándose en su sangre en medio del camino, y todo el que pasaba se detenía junto a él al verlo. Y viendo aquel hombre que todo el pueblo se detenía, apartó a Amasa del camino al campo, y echó sobre él una manta.
13 Luego que fue apartado del camino, siguieron adelante todos los hombres tras Joab para perseguir a Seba hijo de Bicri.
14 Seba había pasado por todas las tribus de Israel hasta Abel-bet-maaca, y todos los de Barim se congregaron y lo siguieron también.
15 Entonces llegaron y lo sitiaron en Abel-bet-maaca, y construyeron un terraplén contra la ciudad, el cual se apoyaba sobre la muralla exterior. Y toda la gente que estaba con Joab golpeaba el muro para derribarlo.
16 Entonces una mujer sabia dio voces desde la ciudad: — ¡Escuchen! ¡Escuchen! Por favor, díganle a Joab: “Acércate acá para que yo hable contigo”.
17 Cuando él se acercó a ella, la mujer preguntó: — ¿Eres tú Joab? Él respondió: — Sí, yo soy. Ella le dijo: — Escucha las palabras de tu sierva. Él respondió: — Yo escucho.
18 Entonces ella volvió a hablar y dijo: — Antiguamente se solía decir: “El que consulte, que consulte en Abel”. Y así se concluía todo asunto.
19 Yo soy una de las pacíficas y fieles de Israel, y tú procuras arrasar una ciudad que es madre en Israel. ¿Por qué devorarás la heredad del SEÑOR?
20 Joab respondió diciendo: — ¡Lejos, lejos esté de mí que yo devore o destruya!
21 No es así el asunto; sino que un hombre de la región montañosa de Efraín, que se llama Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey, contra David. Entréguenme solo a él, y me iré de la ciudad. La mujer dijo a Joab: — He aquí que su cabeza te será arrojada de detrás del muro.
22 La mujer fue a todo el pueblo con su sabiduría, y ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri y se la arrojaron a Joab. Este tocó la corneta, y se retiraron de la ciudad, cada uno a su morada. Y Joab regresó al rey en Jerusalén.
23 Joab estaba al mando de todo el ejército de Israel. Benaías hijo de Joyada estaba al mando de los quereteos y de los peleteos.
24 Adoniram estaba a cargo del tributo laboral. Josafat hijo de Ajilud era el cronista.
25 Seva era el escriba. Sadoc y Abiatar eran los sacerdotes.
26 También Ira el jaireo era sacerdote de David.
10. La revuelta de Saba
CAPITULO 20
1. La revuelta de Sabá ( 2 Samuel 20:1 )
2. Las diez concubinas se callan ( 2 Samuel 20:3 )
3. El fracaso de Amasa ( 2 Samuel 20:4 )
4. Joab y la muerte de Amasa ( 2 Samuel 20:7 )
5. Joab, la mujer sabia y la muerte de Sabá ( 2 Samuel 20:14 )
6. Oficiales de David ( 2 Samuel 20:23 )
La revuelta final en el reinado de David fue encabezada por un hombre malvado, cuyo nombre era Sheba. Israel se puso de su lado, probablemente como resultado de la disensión registrada al final del capítulo anterior. Judá permaneció leal a David. El acto de David de encerrar hasta el día de su muerte a las diez concubinas para vivir en la viudez fue necesario debido a lo que había sucedido (16:21). Amasa, siendo ahora el líder de las huestes de David ( 2 Samuel 19:13 ), está llamado a someter la revuelta; pero demuestra un fracaso y no pudo movilizar al ejército.
Abisai es comisionado entonces y con él también está Joab. Todos los valientes, incluidos los verdugos y los corredores (cereteos y peleteos) persiguieron a Sabá. Entonces apareció Amasa en escena. Joab estaba ceñido alrededor de sus lomos con una espada que estaba en la vaina y la espada se le cayó. Joab tomó la espada, pero Amasa no vio la espada en su mano. Entonces Joab tomó a Amasa por la barba con su mano derecha, mientras sostenía la espada en su izquierda.
Luego golpeó a Amasa deliberadamente para que muriera. Él podría haberse mentido a sí mismo sobre la acusación de haber asesinado a Amasa diciendo que cayó bajo la espada y que fue un accidente. Pero 1 Reyes 2:32 da cuentas con el inescrupuloso Joab por la sangre inocente que había derramado. Los celos habían llevado a Joab a asesinar a Amasa. Y Sheba fue asesinado en Abel, la ciudad en la que se refugió. Siguiendo el consejo de la mujer mencionada en la historia, fue decapitado. Terminó la revuelta.