Levítico 14:1-54

1 El SEÑOR habló a Moisés diciendo:

2 “Estas serán las instrucciones acerca del leproso en el día de su purificación: Será traído al sacerdote.

3 El sacerdote saldrá fuera del campamento y examinará al leproso; y he aquí que si la llaga de la lepra del leproso está sanada,

4 el sacerdote mandará traer para el que se purifica dos pájaros vivos y limpios, madera de cedro, tinte escarlata e hisopo.

5 Luego el sacerdote mandará degollar uno de los pájaros sobre una vasija de barro que contenga aguas vivas.

6 Después tomará el pájaro vivo, la madera de cedro, el tinte escarlata y el hisopo, y los sumergirá junto con el pájaro vivo en la sangre del pájaro degollado sobre las aguas vivas.

7 Después rociará siete veces al que se purifica de la lepra y lo declarará puro. Luego soltará el pájaro vivo en el campo abierto.

8 “El que se purifica lavará su ropa, afeitará todo su pelo y se lavará con agua. Así quedará purificado. Después podrá entrar en el campamento, pero quedará fuera de su tienda durante siete días.

9 Al séptimo día afeitará de nuevo todo su pelo: su cabeza, su barba y sus cejas, es decir, todo su pelo. Luego lavará su ropa y lavará su cuerpo con agua, y quedará purificado.

10 “El octavo día tomará dos corderos, sin defecto, una cordera de un año, sin defecto, seis kilos de harina fina para la ofrenda vegetal, mezclada con aceite, y un tercio de litro de aceite.

11 El sacerdote que lo purifique presentará delante del SEÑOR al que se purifica, de pie, con estas cosas, a la entrada del tabernáculo de reunión.

12 Luego el sacerdote tomará uno de los corderos, lo presentará como sacrificio por la culpa con el tercio de litro de aceite y lo mecerá como ofrenda mecida delante del SEÑOR.

13 Después degollará el cordero en el lugar del santuario donde se degüellan las víctimas por el pecado y el holocausto. Como la ofrenda por el pecado, así también la ofrenda por la culpa es para el sacerdote. Es cosa muy sagrada.

14 “Después el sacerdote tomará parte de la sangre de la víctima por la culpa, y el sacerdote la pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho.

15 De la misma manera el sacerdote tomará el tercio de litro de aceite y echará parte de él en la palma de su mano izquierda.

16 Luego el sacerdote mojará un dedo de su mano derecha en el aceite que tiene en la palma de su mano izquierda, y rociará el aceite con su dedo siete veces delante del SEÑOR.

17 De lo que quede del aceite en su mano, el sacerdote pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho, junto al lugar donde está la sangre del sacrificio por la culpa.

18 Lo que quede del aceite que está en la mano del sacerdote, este lo pondrá sobre la cabeza del que se purifica. Así el sacerdote hará expiación por él delante del SEÑOR.

19 “Luego el sacerdote ofrecerá el sacrificio por el pecado y hará expiación por el que se purifica de su impureza. Después degollará el holocausto.

20 Y el sacerdote ofrecerá el holocausto y la ofrenda vegetal sobre el altar. Así el sacerdote hará expiación por él, y quedará purificado.

21 “Pero si él es pobre y no tiene lo suficiente para estos sacrificios, tomará un cordero como sacrificio por la culpa, como ofrenda mecida por su expiación; dos kilos de harina fina amasada con aceite, para la ofrenda vegetal, un tercio de litro de aceite

22 y dos tórtolas o dos pichones de paloma, según lo que pueda. Uno será para el sacrificio por el pecado y el otro para el holocausto.

23 El octavo día traerá estas cosas al sacerdote para su purificación, a la entrada del tabernáculo de reunión, delante del SEÑOR.

24 “El sacerdote tomará el cordero del sacrificio por la culpa y el tercio de litro de aceite, y los mecerá como ofrenda mecida delante del SEÑOR.

25 Después el sacerdote degollará el cordero del sacrificio por la culpa, tomará parte de la sangre de la víctima por la culpa y la pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho.

26 “Después el sacerdote echará parte del aceite sobre la palma de su mano izquierda,

27 y con un dedo de su mano derecha el sacerdote rociará del aceite que tiene en la palma de su mano izquierda siete veces delante del SEÑOR.

28 También del aceite que el sacerdote tiene en su mano, pondrá parte sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho, junto al lugar donde está la sangre del sacrificio por la culpa.

29 Lo que quede del aceite que está en la mano del sacerdote, este lo pondrá sobre la cabeza del que se purifica, para hacer expiación por él delante del SEÑOR.

30 “Asimismo, ofrecerá una de las tórtolas o uno de los pichones, según lo que pueda.

31 Según lo que pueda, uno será para el sacrificio por el pecado y el otro para el holocausto, además de la ofrenda vegetal. Así el sacerdote hará expiación delante del SEÑOR por el que se purifica”.

32 Estas son las instrucciones para el que haya tenido lepra y no tenga lo suficiente para su purificación.

33 El SEÑOR habló a Moisés y a Aarón diciendo:

34 “Cuando hayan entrado en la tierra de Canaán, la cual yo les doy en posesión, si pongo una mancha de lepra en alguna casa de la tierra de su posesión,

35 el dueño de la casa vendrá y lo notificará al sacerdote diciendo: ‘Algo como una mancha ha aparecido en mi casa’.

36 Entonces el sacerdote mandará que desocupen la casa antes que él entre para examinar la mancha, para que no sea contaminado todo lo que está en la casa. Después el sacerdote entrará para examinar la casa,

37 y examinará la mancha. Y he aquí que si hay manchas verdosas o rojizas en las paredes de la casa, que parezcan más hundidas que la superficie de la pared,

38 el sacerdote saldrá de la casa, a la puerta de ella, y clausurará la casa por siete días.

39 Al séptimo día el sacerdote volverá a examinarla; y he aquí que si la mancha se ha extendido en las paredes de la casa,

40 entonces el sacerdote mandará que saquen las piedras donde está la mancha y que las echen fuera de la ciudad, a un lugar inmundo.

41 También hará raspar toda la casa por dentro, y el polvo resultante será arrojado fuera de la ciudad, a un lugar inmundo.

42 Entonces tomarán otras piedras y las pondrán en lugar de las que fueron sacadas. Tomarán otro barro y recubrirán la casa.

43 “Si la mancha vuelve a brotar en la casa, después que sacaron las piedras, rasparon la casa y la recubrieron con barro,

44 entonces el sacerdote entrará y la examinará. Y he aquí que si la mancha parece haberse extendido en la casa, es lepra maligna. La casa es inmunda.

45 Por tanto, derribarán la casa, y sacarán sus piedras, su madera y todo el polvo de la casa fuera de la ciudad, a un lugar inmundo.

46 “Cualquiera que entre en aquella casa durante el tiempo que él la clausuró, quedará impuro hasta el anochecer.

47 El que duerma en la casa lavará su ropa. El que coma en ella también lavará su ropa.

48 “Pero si el sacerdote entra y la examina, y he aquí que ve que la mancha no se ha extendido en la casa después de haber sido recubierta con barro, el sacerdote declarará limpia la casa, porque la mancha ha desaparecido.

49 Entonces, para purificar la casa, tomará dos pájaros, madera de cedro, tinte escarlata e hisopo.

50 Degollará uno de los pájaros sobre una vasija de barro que contenga aguas vivas.

51 Tomará la madera de cedro, el hisopo, el tinte escarlata y el pájaro vivo, y los sumergirá en la sangre del pájaro degollado y en las aguas vivas. Después rociará la casa siete veces.

52 Purificará la casa con la sangre del pájaro, con las aguas vivas, con el pájaro vivo, la madera de cedro, el hisopo y el tinte escarlata.

53 Luego soltará el pájaro vivo fuera de la ciudad, en el campo abierto. Así hará expiación por la casa, y quedará limpia”.

54 Estas son las instrucciones acerca de toda mancha de lepra y de tiña,

4. La purificación del leproso

CAPITULO 14

1. La purificación del leproso ( Levítico 14:1 )

2. Lepra en la casa y su purificación ( Levítico 14:33 )

La purificación y restauración del leproso está llena de significado, presagiando una vez más la obra bendita de nuestro Salvador. En primer lugar, hay que destacar dos partes de este ceremonial. Lo primero que se hizo fue restaurar al leproso entre la gente de la que había sido expulsado. La segunda parte de la ceremonia lo devolvió por completo a la comunión con Dios. La primera parte se realizó el primer día; la segunda parte al octavo día.

Debe hacerse una cuidadosa distinción entre la curación y la purificación. Todas las ceremonias no pudieron curar al leproso. Solo Jehová podía curar esa repugnante enfermedad. Pero después de la curación, se tuvo que realizar la limpieza y la restauración. Sin embargo, lo que se hizo por el leproso es una ilustración sumamente bendita de la obra de Cristo y del evangelio en el que el pecador creyente es salvo y el santo pecador limpiado y restaurado.

El leproso fuera del campamento no podía hacer nada por sí mismo. Estaba indefenso y no podía limpiarse a sí mismo; tenía que hacerlo por él. El sacerdote tuvo que hacer el comienzo para su limpieza y restauración. Tuvo que salir del campamento para buscar al leproso; el leproso no podía acudir al sacerdote, el sacerdote tenía que acudir a él. Bien, podemos pensar aquí en Él, quien dejó la gloria del Padre y vino a esta tierra, el lugar del pecado y la vergüenza, donde están los leprosos, excluidos de la santa presencia de Dios. Vino a buscar y salvar lo perdido.

Dos pájaros que el sacerdote ordenó tomar para el leproso son un hermoso tipo de Cristo en Su muerte, y Cristo resucitado de entre los muertos. Los pájaros suelen pertenecer al cielo. El primer pájaro murió en un recipiente de barro sobre agua corriente. Esto también tipifica a Cristo. El vaso de barro representa la humanidad de Cristo. El agua corriente es el Espíritu Santo, quien lo llenó y luego se dio a sí mismo y derramó su preciosa sangre.

Y esa bendita sangre de expiación es la que limpia de todo pecado, y gracias a esa sangre el leproso puede ser restaurado. El segundo pájaro no murió, pero fue puesto en libertad para emprender un viaje hacia el cielo. El segundo pájaro se sumergió en la sangre del pájaro que murió sobre el agua corriente. Este pájaro tipifica a Cristo en resurrección. El pájaro en su vuelo ascendente, cantando acaso una canción melodiosa, llevando sobre sus alas blancas la preciosa señal, la sangre, tipifica a Cristo en su obra cumplida, resucitado de la tumba y regresando de donde vino.

Murió por nuestras ofensas y resucitó para nuestra justificación. Pero con el pájaro viviente también se usó la madera de cedro, el escarlata y el hisopo; éstos, con el pájaro vivo, se sumergieron en la sangre. ¿Qué significan estas cosas? El escarlata es el color brillante y destellante, que tipifica la gloria del mundo ( Daniel 5:7 ; Nahúm 2:3 ; Apocalipsis 17:3 ; Apocalipsis 18:12 ; Apocalipsis 18:16 ). La madera de cedro y el hisopo son cosas de la naturaleza. En la Palabra de Dios, el cedro siempre representa lo alto y sublime. El pequeño hisopo insignificante tipifica lo que es bajo.

“Desde el cedro alto que corona los lados del Líbano, hasta el hisopo humilde, los extremos anchos y todo lo que se encuentra entre ellos, la naturaleza en todos sus departamentos está bajo el poder de la cruz; de modo que el creyente ve en la muerte de Cristo el fin de toda su culpa, el fin de toda la gloria de la tierra y el fin de todo el sistema de la naturaleza: toda la vieja creación. ¿Y de qué se ocupará? Con Aquel que es el antitipo de ese pájaro viviente, con plumas manchadas de sangre, ascendiendo a los cielos abiertos.

¡Objeto precioso, glorioso y que satisface el alma! Un Cristo resucitado, ascendido, triunfante y glorificado, que ha pasado a los cielos, llevando en Su persona sagrada las marcas de una expiación consumada. Es con Él con quien tenemos que hacer: estamos encerrados para Él. Él es el objeto exclusivo de Dios; Él es el centro del gozo del cielo, el tema del canto de los ángeles. No queremos nada de la gloria de la tierra, ninguno de los atractivos de la naturaleza. Podemos contemplarlos a todos, junto con nuestro pecado y culpa, apartados para siempre por la muerte de Cristo ”(CH Mackintosh).

Es una hermosa ilustración de la gran verdad declarada en Gálatas 6:14 . "No permita Dios que me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí crucificado, y yo para el mundo". El leproso fue rociado siete veces con el pájaro mojado, escarlata, madera de cedro e hisopo. Se le impuso.

Y así está sobre nosotros, redimidos por sangre, vivir como muertos para el mundo. Durante toda la ceremonia, el leproso no hizo nada. Solo después de rociar la sangre y soltar al pájaro, comenzó a lavar su ropa, afeitarse el cabello y lavarse con agua. Después de ser salvos y purificados, debemos ir a la Palabra y limpiar con ella nuestros hábitos y nuestros caminos.

La segunda parte de la ceremonia en el octavo día devolvió al leproso completamente a sus privilegios. Todo se vuelve a hacer “ante el Señor”, frase que falta en la primera parte de la ceremonia pero que se menciona repetidamente en la segunda parte. La ofrenda por la culpa ocupa el lugar destacado. Y se puso sangre del cordero en la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el dedo gordo del pie derecho.

El significado simbólico es claro; el oído se limpia y restaura para escuchar la Palabra; la mano para servir y el pie para caminar. Por lo tanto, la sangre de la expiación en su poder purificador se presagia benditamente en esta ceremonia. Tiene el mismo significado que tenía en la consagración de los sacerdotes. El leproso era como alguien que salió de los reinos de la muerte y la corrupción para volver a ser miembro de la nación sacerdotal.

El aceite se puso luego sobre la sangre. Donde estaba la sangre, también se aplicó el aceite. La obra del Espíritu Santo en la santificación del pecador redimido está tipificada por esta unción. Luego se derramó sobre él el aceite, el tipo de la unción del Santo, que es sobre todos los redimidos por la sangre.

Pero todavía hay otra lección relacionada con todo esto. La demora en la aceptación total del leproso sanado y purificado y su completa reinstitución y presentación ante el Señor en el octavo día tiene un significado más profundo. El octavo día en la Palabra de Dios representa la resurrección y la nueva creación. Ahora somos como Su pueblo redimido, sanado y limpiado, pero aún no estamos en la presencia inmediata del Señor.

Los siete días que el leproso limpiado tuvo que esperar su completa restauración y entrar, tipifican nuestra vida aquí en la tierra, esperando el octavo día, la mañana bendita, cuando el Señor venga y poseamos la redención completa y aparezcamos en la presencia. de sí mismo y contemplar su gloria. Llegó el octavo día y era imposible que el leproso, sobre quien había sido rociado con la sangre del ave del sacrificio, no se presentara en Su presencia y recibiera las bendiciones de la redención completa.

Aun así, viene para nosotros, Su pueblo redimido, el octavo día. Recordemos también que el leproso, esperando el octavo día, tuvo que purificarse mediante el lavamiento del agua (versículo 9). “Así que, amados amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” ( 2 Corintios 7:1 ). “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” ( 1 Juan 3:3 ).

Tampoco debemos olvidar a Israel tipificado en toda esta ceremonia. Israel cegado es moralmente como un leproso. Están fuera y separados de Jehová debido a su condición. En el futuro, el remanente de Israel será limpiado y luego esperará la plena restauración que Dios les ha prometido en Sus propósitos de gracia.

Luego sigue una descripción de la plaga de lepra en una casa. La lepra, como otras enfermedades, es causada por gérmenes. Estos gérmenes que existen en la sangre de la víctima también pueden existir fuera del cuerpo, y en condiciones favorables, especialmente en la oscuridad, multiplicándose rápidamente, propagan la infección por una casa y su contenido. La bacteriología después de años de laboriosa investigación ha descubierto estos hechos. Moisés no sabía acerca de estas bacterias en una casa, pero Jehová lo sabía.

La casa con lepra se ha aplicado a menudo a Israel. Lo que se le hizo a la casa para detener la plaga se aplica a lo que Dios le hizo a su pueblo. Pero la plaga reapareció y culminó con el rechazo de Cristo; luego la casa se derrumbó por completo. Otros lo aplican a la iglesia y ven que la lepra ha entrado en la iglesia profesante y algún día terminará en el juicio completo de la cristiandad.

No creemos que este sea todo el significado de la lepra en la casa. Asimismo, tipifica la presencia y obra del pecado en el lugar donde el hombre tiene su morada, es decir, la creación material de Dios. Todo ha sido arrastrado por la caída del hombre. Toda la creación está bajo la esclavitud de la corrupción, sujeta a la vanidad y, por lo tanto, sufre dolores de parto y gime. Pero hay esperanza, porque la creación que gime ha de ser liberada.

Luego, para la limpieza de la casa, se llevó a cabo la misma ceremonia con los dos pájaros y la casa se limpió rociando la sangre. Esto es típico de la obra de Cristo, ya que eventualmente traerá bendición a toda la creación y todas las cosas serán reconciliadas ( Colosenses 1:20 ). Pero aquí también se indica el juicio por fuego que está reservado para la tierra ( 2 Pedro 3:10 ). Entonces habrá un cielo nuevo y una tierra nueva.

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