Comentario Bíblico de John Gill
Apocalipsis 9 - Introducción
Introducción a la Revelación 9.
Este capítulo da cuenta de la explosión de las trompetas quinta y sexta, y de los efectos que siguen sobre ellos. El quinto ángel sopla su trompeta, y una estrella cae; Se le da la llave del hoyo sin fondo, que se abre por ella, fuera de todo el humo al oscurecimiento del sol y el aire, y de las langostas de humo, que tienen poder como escorpiones, Apocalipsis 9:1; cuyo poder está restringido de usarlo al dolor de la hierba, o cualquier cosa o árbol verde, solo de los que no tenían el sello de Dios en sus frentes; Pero están permitidos, aunque no matan a los hombres, sin embargo, de atormentarlos cinco meses, lo que es peor que la muerte para ellos, Apocalipsis 9:4. Las formas de estas langostas, que se dice que son como caballos, se describen por sus cabezas, caras, cabello, dientes, listas, alas y colas, y se dice que tienen un rey sobre ellos, cuyo nombre se menciona, Apocalipsis 9:7. El soplo de esta trompeta trae uno de los problemas mencionados en Apocalipsis 8:13, y los otros dos siguen, Apocalipsis 9:12. El sexto ángel sopla su trompeta, y se escucha una voz de los cuernos del altar, dirigida a dicho ángel, ordenándole que pierda cuatro ángeles atados en el gran eufhrates del río, donde se prepararon, para un momento determinado. La tercera parte de los hombres, y fueron soltados en consecuencia, Apocalipsis 9:13. Se da el número del ejército, bajo estos ángeles, se da, Apocalipsis 9:16, y se describen los caballos y los jinetes; los jinetes por sus listas de fuego, jacinto y brimstone; Las cabezas de sus caballos como jefas de leones, fuego, humo y azufre, emitiendo de su boca, por las cuales se matan la tercera parte de los hombres, Apocalipsis 9:17. La razón de esta matanza es, porque tenían poder tanto en la boca como en las colas, que éramos ultivamente las serpientes, y tenían cabezas, con las que hicieron travesuras, Apocalipsis 9:19; Y, sin embargo, tales que no fueron asesinados por estas plagas, pero escapó, no se arrepentió de su idolatría, asesinatos, hechiceras, fornicación y robo, Apocalipsis 9:20.