Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo:

(1) No se sigue que debamos dar rienda suelta a nuestra naturaleza malvada, o pecar mucho más libremente, porque nuestros pecados son limpiados por la sangre de Cristo, sino que debemos resistir al pecado con mucha más diligencia y, sin embargo, no debemos desesperarnos. a causa de nuestra debilidad, porque tenemos un abogado y un purificador, Cristo Jesús el Justo, y por tanto agradable a su Padre.

(a) En ese nombre, Cristo, elimina a todos los demás.

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