(14) Nadie desprecie tu juventud; pero sé ejemplo de los creyentes en palabra, en conversación, en caridad, en espíritu, en fe, en pureza.

(14) Ahora vuelve a esa exhortación, mostrando cuáles son las verdaderas virtudes de un pastor, por las que puede llegar a ser reverenciado aunque sea joven, es decir, el habla y la vida que son testigos de la caridad, el celo, la fe. y pureza. Pero aquí no se menciona el bastón enganchado, el anillo, la capa y otros juguetes tontos e infantiles.

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