Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana, y golpeó a Micaías en la mejilla, y dijo: ¿Por dónde se apartó de mí el Espíritu del SEÑOR para hablarte?

(q) Por esta crueldad se descubrió su ambición e hipocresía; así los hipócritas se jactan del Espíritu que no tienen, y declaran su malicia contra aquellos sobre quienes está el Espíritu verdadero.

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